viernes, 8 de junio de 2012

HABLANDO DE LA CRUZADA NACIONAL DE ALFABETIZACIÓN

La Directora de Comunicación de nuestra Casa Nacional me pidió que escribiera sobre la Cruzada para el Boletín de Noticias de Fe y Alegría. Yo encantado. La llevo a flor de corazón. Hace ya 32 años que se llevó a cabo y todavía doy gracias a Dios en mi oración todos los días porque me concedió el gran privilegio de trabajar en la Cruzada.


Nicaragua jamás olvidará a los 60,000 jóvenes voluntarios que vivieron cinco meses en los campos y las montañas de Nicaragua para enseñar a leer y escribir a los campesinos y campesinas. Fueron el más alto símbolo de la entrega al servicio de los más pobres, símbolo de entusiasmo y mística, de completo olvido de sus intereses personales y también de valentía y coraje. Debemos recordar también a los 40.000 jóvenes y adultos que alfabetizaron en las ciudades y pueblos.

Como un símbolo de esas virtudes, les cuento que cuando los enemigos de la revolución pasaron de las amenazas a la acción, para que todos los Brigadistas de la Cruzada se regresaran a sus casas, entonces asesinaron a Martha Lorena Vargas, en Yalí, departamento de Jinotega. Ella alfabetizaba con una escuadra de 39 chavalas adolescentes de Managua. El disparo llevaba un mensaje: “Regresen a sus casa o los matamos a todos” Ellos habían comprendido que la Cruzada iba a ser algo muy bello, y no querían que la Revolución Sandinista tuviera ese éxito tan grande, por eso la querían destruir.




 Las amenazas comenzaron desde que estábamos organizando la Cruzada.. Sus palabras tenían ahora el peso de ese asesinato. Inmediatamente me fui al lugar en que estaban alfabetizando las chavalas. Yo iba lleno de dolor, de tristeza por ese crimen atroz y totalmente injusto. La sacaron de la vida para siempre cuando apenas estaba comenzando a vivirla. También les confieso con sinceridad que llevaba temor de que comenzara a desgranarse el Ejército Popular de Alfabetización (EPA). El mensaje de los enemigos era claro y contundente, ya no eran solo amenazas. Las 29 chavalas de la Escuadra de Martha Lorena me recibieron con dos consignas entusiastas: “Ni a balazos ni a patadas nos sacarán de la Cruzada”, y también: “Nicaragua no será totalmente liberada, hasta que esté totalmente alfabetizada”. Todavía recuerdo con emoción, como que fuera hoy, estas palabras, que luego fueron asumidas por todos los jóvenes de la Cruzada, pues todos las hicieron suyas y siguieron alfabetizando en todos los campos y montañas de Nicaragua. Los asesinatos siguieron con el mismo mensaje. Asesinaron a otro Brigadista, luego a otra. El mensaje era el mismo. Nadie se acobardó, nadie se movió en las montañas. Después de siete asesinatos en serie, comprendieron que era imposible vencer a los Brigadistas de la Cruzada. Éstos así quedaron convertidos en verdaderos héroes, por su valentía, su amor a los más pobres y su serio compromiso de llevar su tarea hasta el final. Siempre los recordemos emocionados, llenos de admiración y cariño. Debemos recordar también siempre a los 59 Brigadistas de la Cruzada que murieron durante los 5 meses que ésta duró; murieron víctimas de enfermedades o accidentes. Sus nombres, sus fotos, su uniforme, su Cartilla de Alfabetización y las cosas que usaban cuando fallecieron las teníamos expuestas en la sala más importante del Museo Nacional de la Alfabetización en Managua, la Sala del Homenaje. Junto con los Diarios de Campo y todas las investigaciones que hicieron los Brigadistas en esos 5 meses. Más adelante un fanático, me atrevo a decir que, con un espíritu parecido al de los que asesinaron a los 7 Brigadistas, hizo desaparecer completamente el Museo para siempre.

Los Brigadistas de la Cruzada expusieron su vida y se entregaron sin condiciones a resolver un problema del país: el analfabetismo de más de la mitad de los habitantes de Nicaragua y con esta acción estos jóvenes se llenaron de gloria y honor. Admirados en todas partes del mundo. Esta no es una pura frase. Doy testimonio de que me han preguntado sobre la Cruzada y sobre los Brigadistas en varias ciudades de los Estados Unidos, de América Latina, África y en 80 ciudades de Europa.

Hoy necesitamos de jóvenes como aquellos. Nicaragua está agobiada de tantos problemas sociales, económicos, políticos y espirituales, que da tristeza ver la realidad en que está nuestra Patria. No nos gusta ahora como está nuestra Nicaragua. La quisiéramos más justa, más humana, con un desarrollo sostenible que llegue a todos los pobres del país; sin corrupción, tan extendida ahora en el país. Queremos una Nicaragua donde todos sean amigos del medio ambiente, sin violencia contra las mujeres, tanto dentro de su hogar ( el lugar más peligroso para ellas) y también fuera, donde desaparezcan para siempre las criminales violaciones de niñas y jóvenes, y la venta y compra de niñas y adolescentes. Una Nicaragua en que no haya ese abismo enorme de diferencia entre la vida de los ricos y de los pobres, donde se respete de verdad la Institucionalidad del país y el Estado de Derecho, donde se respete también el derecho inalienable que trae cada niño o niña que nace en Nicaragua, el derecho a una educación de calidad. En fin, como decía nuestro Rubén Darío: “La patria es pequeña, pero uno grande la sueña”

Les cito una frase que dije hace dos años en España, cuando presentaba el libro de mis Memorias. La reprodujo un periódico de Andalucía y esta frase llegó después a Nicaragua a través del Nuevo Diario y luego estuvo año y medio en un letrero de la avenida John Paul Genie de Managua, y así la conocieron miles de compatriotas. Me preguntó una persona del auditorio que cómo podía ser yo un hombre de esperanza con tantas desilusiones políticas tenidas en esta última etapa de mi vida. Y les dije: Mi esperanza no está puesta en teorías. “Mi esperanza es que los jóvenes vuelvan a las calles para hacer historia”.

Si los jóvenes nicaragüenses fueron capaces de hacer cosas tan maravillosas en el pasado, preguntémonos ¿Por qué no hacemos nosotros AHORA algo importante en beneficio de todo el país? Tal vez pensés que más adelante harás cosas grandes por nuestra Nicaragua. Yo te pregunto: “si pensás que más adelante harás algo importante por Nicaragua, ¿Por qué no ahora?”. Y de nuevo vuelvo a preguntarte: y si no puedes ahora ¿quién te garantiza que podrás después?

HOY ES EL MOMENTO DE SER PARTE DE LA SOLUCIÓN EN TU PAÍS. NO LE FALLÉS. NO LE FALLÉS A TUS HIJOS. No les heredés a ellos una Nicaragua destrozada como la que mi generación les está dejando a ustedes. No le falles a tus hijos. Comprometete ya en actuar en beneficio de todo el país. El momento es ahora.

Fernando Cardenal, S.J.
Director Nacional de Fe y Alegría de Nicaragua.
Mayo 2012

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